viernes, 29 de agosto de 2014

La función directiva y el gestor educativo



A través de los diferentes cambios que se dan en el sistema público y privado ante la función directiva, dando como respuesta a los requerimientos sociales, políticos y económicos, nuevas formas y modelos de gestión donde se involucran los saberes, procesos de administración, dirección y liderazgo, articulando  a ello lo acabado de nombrar, encontramos  la gestión educativa y la fundamentación pedagógica.

Se puede apreciar como diferentes autores exponen sus saberes y conceptos sobre lo que es la función directiva. Entre estos encontramos a Jose Maria Veciana (2002) para quien la función directiva “es un proceso dinámico de una persona sobre otra u otras personas” teniendo esta la mirada hacia los mismos logros y metas, viendo de esta manera como el gestor educativo orienta, lidera, organiza y es un estratega innovando en la forma de alcanzar  las metas sin perder el horizonte institucional.

Por otro lado, encontramos a Kotter (1997)  El cual expone que un directivo dirige la planificación  de los procesos, elabora presupuestos y hace seguimientos financieros.
Resalta que el gestor sabe que dirigir es organizar, además de controlar y hacer seguimiento a los planes y estrategias.

Mark Moore (2002) sostiene que un directivo tiene la capacidad de brindar servicio de calidad y de esta manera mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, en el cual su actuar y regir atiende a tres esferas interrelacionadas:
·         Gestión estratégica

·         Gestión del entorno político
·         Gestión operativa.
                                        
                                                imagen tonada de www.google.com
 A través de la visión normativa del ministerio de educación, las políticas educativas, y la normatividad vigente, se empieza a dar sentido a la función directiva incluyendo las áreas, académica-pedagógica, administrativa-financiera  y de convivencia y comunidad.

Esto es concientizar  a los gestores educativos concebir la gestión, como un proceso integral abierto al cambio, aboliendo la función tradicional, viendo el nuevo gestor educativo como un gestor que sabe direccionar, y administrar. Un gestor abierto al cambio y a la innovación, siendo estratega con grandes competencias que proveen el buen desarrollo de la institución, actuando con liderazgo motivando a su equipo de trabajo a la participación constante y a la mejora continua.

El gestor educativo no debe ser símbolo de poder institucional, sino un posibilitador y mediador para lograr objetivos y metas, siendo este un negociador coherente con su quehacer y como cabeza principal de una organización.
Un gestor líder “transformador” quien convierte a sus colaboradores en líderes en diferentes campos de la actividad educativa.